Evergrande: el caso que podría ser el nuevo Lehman Brothers de China.
Evergrande es el mayor empresa inmobiliaria de China y uno de los más grandes del mundo. Sin embargo, la empresa se encuentra al borde de la quiebra, con una deuda de casi 330.000 millones de dólares, más que la de países como Rusia. Su colapso podría tener graves consecuencias para la economía china y para el resto del mundo, especialmente para los países emergentes que dependen de las exportaciones a China.
¿Qué es Evergrande y cómo llegó a esta situación?
Evergrande se fundó en 1996 y se expandió rápidamente por todo el territorio chino, aprovechando el crecimiento del sector inmobiliario impulsado por la mejora económica y la urbanización. La empresa se diversificó en otros negocios, como el fútbol, los parques temáticos, los vehículos eléctricos y los seguros.
Sin embargo, su ambición le llevó a endeudarse excesivamente, tanto con bancos como con inversores individuales, a los que ofrecía altos rendimientos por comprar sus productos financieros. La empresa también se comprometió a entregar más de 1,5 millones de viviendas a compradores que habían pagado por adelantado, pero que aún no habían recibido sus propiedades.
La crisis de Evergrande se desencadenó en 2020, cuando el gobierno chino impuso unas normas más estrictas para limitar el endeudamiento de las empresas inmobiliarias, conocidas como la «política de las tres líneas rojas». Estas normas establecían unos umbrales máximos para la relación entre la deuda y los activos, el apalancamiento neto y el flujo de caja. Evergrande no cumplía con ninguno de ellos.
Desde entonces, la empresa ha tenido dificultades para pagar sus obligaciones, tanto a los acreedores nacionales como internacionales. En septiembre de 2021, Evergrande anunció que podría incurrir en impagos y que estaba buscando una reestructuración de su deuda con las autoridades chinas. Sin embargo, no se ha llegado a ningún acuerdo definitivo y el tribunal de Hong Kong ha ordenado la liquidación de la empresa debido a no poder reestructurar su deuda.
¿Qué impacto podría tener el colapso de Evergrande?
El colapso de Evergrande podría tener un impacto sistémico en la economía china, que depende en gran medida del sector inmobiliario, que representa alrededor de una cuarta parte del PIB. El sector también tiene una gran influencia en otras industrias, como la construcción, el acero, el cemento, el vidrio y los electrodomésticos.
Si Evergrande no puede pagar sus deudas, podría provocar una cadena de impagos entre sus acreedores, proveedores, contratistas y compradores, afectando a la estabilidad financiera y al consumo interno. Además, podría generar una crisis de confianza en el mercado inmobiliario, provocando una caída de los precios y de la demanda, lo que a su vez reduciría los ingresos fiscales y el crecimiento económico.
El impacto de Evergrande también se extendería al resto del mundo, especialmente a los países emergentes que dependen de las exportaciones a China, el mayor importador de materias primas y el segundo socio comercial más importante.
Además, el colapso de Evergrande podría generar una mayor aversión al riesgo entre los inversores internacionales, que podrían retirar sus fondos de los mercados emergentes, provocando una depreciación de sus monedas y un aumento de sus costes de financiación. También podría afectar a la confianza en la imagen de China como destino de inversión, lo que podría frenar los flujos de capital hacia el país asiático.
¿Qué puede hacer el gobierno chino para evitar el contagio?
El gobierno chino se enfrenta a un dilema: por un lado, no quiere rescatar a Evergrande, para evitar crear un precedente que incentive el comportamiento irresponsable de otras empresas endeudadas y para cumplir con su objetivo de desapalancar la economía. Por otro lado, tampoco quiere dejar que Evergrande se hunda, para evitar el contagio al sistema financiero y al sector inmobiliario, así como el descontento social de los afectados.
Por ello, se espera que el gobierno chino adopte una solución intermedia, que implique una reestructuración ordenada de la deuda de Evergrande, con una participación de los acreedores, los accionistas, los compradores y el Estado. El objetivo sería minimizar las pérdidas para las partes involucradas y garantizar la continuidad de las operaciones de la empresa, especialmente la entrega de las viviendas pendientes.
Sin embargo, esta solución no está exenta de riesgos y desafíos, ya que implica una compleja negociación entre los diferentes intereses y jurisdicciones, así como una adecuada comunicación y coordinación entre las autoridades y los agentes económicos. Además, no resolvería el problema de fondo del sector inmobiliario chino, que sigue sufriendo de un exceso de oferta, una baja rentabilidad y una elevada deuda.
En conclusión, la crisis de Evergrande es un síntoma de los desequilibrios estructurales de la economía china, que requieren de una profunda reforma para reducir la dependencia del sector inmobiliario, diversificar las fuentes de crecimiento, mejorar la regulación financiera y fortalecer el sistema de protección social. De lo contrario, el gigante inmobiliario chino podría no ser el último en caer.